Una historia de Yehá
Yehá es un personaje popular que forma parte del imaginario islámico. Sus historias circulan por todo el mundo árabe desde Irán a Marruecos. Provisto de una sabiduría socarrona, se cuentan de él innumerables historias. Sirva la siguiente como pequeño botón de muestra:
Un día, siendo Yehá aún un niño, su madre tuvo que marchar a una boda. Antes de partir le encomendó a su hijo que cuidara muy bien la puerta de la casa.
Yehá se sentó en el suelo y permaneció así mucho tiempo. Pero como se aburría, sacó la puerta de sus goznes, la cargó sobre sus espaldas y se fue a jugar con sus amigos.
Durante su ausencia entraron unos ladrones en la casa y la desvalijaron. Cuando regresó la madre y comprobó el robo, presa de la irritación comenzó a reñir a Yehá, que regresaba en ese momento cargado con la puerta:
- ¡Mal hijo! ¡¿No te dije que cuidaras la puerta de la casa?!
Yehá sorprendido contestó:
- ¡¿Por qué reprochas mi conducta madre?! Me dijiste que guardase la puerta y así lo he hecho. Aquí está. ¡Si me hubieses encargado cuidar de la casa, también lo hubiera hecho!
domingo, 22 de noviembre de 2009
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo sabía el inocente Yehá que la verdadera puerta era sencillamente un hueco. Y que ese hueco era lo que le había encargado su madre que vigilase.
ResponderEliminarLao Tse se detiene -creo que en más de una ocasión- a reflexionar sobre la utilidad del vacío.